Thursday, 28 January 2010

Haiti




Después del bombardeo de duras imágenes a la que los medios de comunicación nos han sometido estos días, me quedo con un artículo de Jacobo García.

Y con el rostro de un crío de ojos esperanzados.

Sunday, 10 January 2010

Annie Leibovitz

Hace unos días , haciendo zapping una aburrida tarde de vacaciones, me encontré viendo por televisión un reportaje sobre la vida y obra de Annie Leibovitz. No conocía mucho de la obra de esta famosísima fotógrafa. Tan sólo que la llaman la fotógrafa de las estrellas, y que ha firmado algunas de sus fotografías más famosas de los últimos tiempos, como la de John Lennon abrazando a Yoko Ono o la de Demi Moore desnuda en los últimos días de su embarazo. Como veis no era mucho, y el inicio del documental tampoco prometía horrores, pues consistía en una ristra de personajes aún más famosos que ella cantándole todas las virtudes. Más bien parecía que se soltaban un discurso bien aprendido delante de la cámara de (¡oh casualidad!), la hermana de la fotógrafa, la directora del documental. Y es que precisamente la imagen que yo tenía de Annie Leibovitz (sin saber bien porqué) era la de alguien encumbrando por la élite artística de quien todo el mundo acepta la genialidad de su trabajo sólo por ser quién es.

Pero no.

Annie tiene un don. Sus fotografías, de las que el documental se servía continuamente, intercalándolas con entrevistas y tomas sobre un reportaje fotográfico que Annie realizaba en la actualidad, eran auténticas joyas. Sobre todo las imágenes de su primera época en Rolling Stone, en las cuales sabía captar la esencia de un montón de estrellas del rock que aparecían desnudos de alma delante de su objetivo. ¿Su secreto? Decían que era pasar desapercibida y estar todo el día tomando fotografías, hasta que los sujetos de sus fotos olvidaban que ella estaba allí.

Pero lo que más caló en mí de todo el reportaje era las pistas que nos daba de su relación con Susan Sontag. Susan siempre empujó a Annie a que su trabajo tomase un rumbo, digamos, menos frívolo. Y, viendo las imágenes de Annie y escuchando las palabras que los que las conocieron a ellas dos juntas les dedicaban, supe porqué. Susan, sin duda, entendió que Annie tenía este don. Y saber de la naturaleza de su relación, con Susan impeliendo a Annie a ser mejor, a encontrar su camino, daba al reportaje y a la figura de Annie otra dimensión, y te ayudaba a ver sus obras con otros ojos.

La he dibujado a ella, a Annie, la que siempre se encuentra detrás del objetivo. Ella, quien decía que después de tantos años tomando fotografías, sentía a veces que no había vivido realmente, pues tan sólo había retratado las vidas de los demás.

Monday, 25 May 2009

Mario Benedetti, adiós

Hace unos días nos dejó Mario Benedetti. Este fin de semana he buscado un dibujo que hice de él, hace ya unos años, para incluirlo en un post-homenaje junto con uno de sus poemas.

Al encontrar el dibujo me he dado cuenta de que está inacabado. Lo he escaneado así; no se me ha ocurrido acabarlo ahora. Me parece una buena metáfora de la obra inacabada del poeta.
Como este poema. Nos deja, con nuestras vidas, nuestros trabajos y nuestra gente.

Adiós Mario.

Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres.

Sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
segura sin seguro.

Te dejo frente al mar
descifrándote sola
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota.

Te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía.

Pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono.

Estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos.

Estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra.

Estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen.

Y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

Monday, 30 March 2009

Helen Suzman

Inauguro el 2009 bastante tarde; por falta de tiempo, lo que no es buena excusa. Y ya que es el primer post del 2009, voy a dedicarlo a una gran mujer que murió precisamente el primer día de este año. Helen Suzman. Nombre no muy conocido aquí en España, pero de gran repercusión en su país, Sudáfrica.

Helen Suzman fue diputada desde el 1935, y se distinguió por ser una de las pocas diputadas que protestaban por el estado de apartheid. Criticó abiertamente al régimen, en general completamente sola. Luchó durante 36 años, llegando incluso a visitar en la famosa prisión de Robben Island a Nelson Mandela, y fue candidata al premio Nobel en dos ocasiones. Dicen los que la conocieron que tenía un gran encanto personal y una voz melosa. Yo tan sólo puedo basarme en imágenes. Una mujer de tez pálida y luminosa, cara alargada, ojos cordiales color azul ultramarino y sonrisa firme.
Me gusta imaginarla en el Parlamento, al pie del cañón, incomodando con determinación a sus compañeros de cámara con sus preguntas incómodas. Un diputado llegó a decir que Suzman planteaba preguntas que ponían en vergüenza a Sudáfrica. Ella le contestó: "No son mis preguntas las que avergüenzan a Sudáfrica, sino sus respuestas".

Helen fue una mujer de firmes opiniones y valentía hasta su muerte, a los 91 años. Incluso después de que en Sudáfrica se instaurase una democracia multirracial, Helen no dejó de criticar al CNA, el partido en el gobierno, por no hacer lo suficiente contra el sida, esa plaga que diezma África, el crimen y el paro. Lacras contra las que ella, una ciudadana valiente, nunca dejó de luchar.

Deja, al morir, una fundación con su nombre, la Helen Suzman Foundation. En ella he encontrado una vinieta obra de Jack Leyden que me ha gustado por su simpleza y a la vez fuerza para transmitir el mensaje que Suzman abanderó durante toda su vida. Una lucha sin miedo contra la opresión, el racismo y la intolerancia racial.

Monday, 8 December 2008

Si

Si guardas en tu puesto, la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca, las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.
Si engañado, no engañas,
Si no buscas mas odio, que el odio que te tengan...

Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres,
Si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.

Si tropiezas el triunfo, si llega tu derrota,
y a los dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofismo del orbe encanallado.

Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría,
tus ganancias de siempre, a la suerte de un día,
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.

Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aun después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada,
porque tu lo deseas y lo quieres, y mandas.

Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.
Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera, llegue a hacerte la herida,
Si todos te reclaman y ninguno te precisa.

Si llenas un minuto envidiable y cierto,
de sesenta segundos que te lleven al cielo....
Todo lo de esta tierra, será de tu dominio,
y mucho mas aún, serás hombre, hijo mío

Rudyard Kipling

Sunday, 9 November 2008

Kristallnacht

Hoy se cumplen 70 años de la Kristallnacht (noche de cristal en alemán; conocida aquí como la noche de los cristales rotos). La noche del 9 al 10 de noviembre de 1938 el gobierno nazi orquestó en Alemania y Austria una supuesta revuelta popular contra los ciudadanos y negocios judíos. Todo se debió al asesinato de un diplomático alemán en Paris por un joven judío que había estado intentando llamar su atención frente a las deplorables condiciones de deportación que miles de judíos alemanes estaban sufriendo, incluida su familia. Aunque hoy hay pruebas que el gobierno de Hitler estaba esperando un acontecimiento favorable para hacer estallar una revuelta organizada contra los judíos. Historiadores posteriores calculan que el 80% de los alborotadores eran miembros del partido nazi y miembros de las SS disfrazados de obreros, lo que da una idea de la orquestación tramada (por si los posteriores acontecimientos no fueran suficiente prueba).

Esa noche sinagogas, cementerios, tiendas y almacenes judíos fueron destruidos y más de 30.000 personas fueron arrestadas e internadas en campos de concentración – sin tener en cuenta que un alto numero de judíos fueron asesinados esa misma noche, en lo que fue un siniestro primer capitulo de “la Solución final” nazi, que ya se había puesto en marcha.

No he podido encontrar imágenes de la noche, tan solo he encontrado fotografías del día después, con transeúntes y curiosos observando los macabros resultados (sinagogas en ruinas, escaparates rotos o pintadas que rezaban “jude” y estrellas de David a modo de acusación). Todo ello quedó como testimonio mudo del inicio de las atrocidades que se cometieron en los años posteriores. Puesto que mi dibujo, como toda obra posterior, tan solo se puede contentar con plasmar los hechos una ve han transcurrido y expresar la modesta visión del autor, no he podido encontrar mejor imagen que la de los escaparates rotos, la de los trozos de cristal que parecen heridas en una sociedad que se empieza a desdibujar. En mi dibujo un alemán camina frente a los cristales hechos trizas. Me pregunto que debía pensar ese hombre. Si sentía miedo, horror, complicidad o tan solo se alegraba de no ser judío. El mismo Goering dijo, a propósito de la noche de los cristales rotos, que “debo reconocer que no me gustaría ser judío en Alemania”.

Sunday, 26 October 2008

Albert Camus y “El Extranjero”

Estos días he estado releyendo “El extranjero”, la conocida breve novela de 1942 de Albert Camus. Lo he hecho por recomendación de la profesora de un curso de literatura al que asisto, no por motivación propia. Es curioso empezar a leer una novela con desgana y al volver a oír una voz lejana, como de un viejo conocido, que discurre a través de las páginas, recordar porqué no hubieses vuelto a ella si no te lo hubiesen pedido. Camus, no sólo en “el extranjero” pero muy especialmente en ese libro, me producía una sensación agridulce. Lo leí en mi adolescencia y me sentí azorada por el sentimiento de lo absurdo, de la falta de ética, de la aplastante realidad sin trascendencia que gobierna la vida del personaje. Claro que entonces, cuando lo leí, yo era muy joven y tenía pensada para mí una vida llena de ideales y máximas morales.
Han pasado muchos años y ahora, releyendo el libro, he desarrollado un entendimiento no sólo por la sinceridad de la novela, sino por el trasfondo ideológico que Camus sabe darle a cada hecho, trivial o trascendente. Precisamente por la precisión al transmitir un vacío moral que ahora veo con mucha claridad. En mi juventud podía intuirlo, formularlo en bonitas palabras, pero no lo podía sentir, hacerme verdaderamente consciente de él.
Camus nació cerca de Argelia, donde transcurre la acción de “El extranjero” y con su producción literaria luchó por alejar al hombre de las abstracciones, cualquiera que fueran (desde el cristianismo hasta el comunismo). Curiosamente, buscando fotografías del autor para dibujar, lo conocí riendo, con expresión nada sombría. Me hubiese figurado una estampa más seria, pero sin duda era una idea preconcebida alimentada de estereotipos. Al fin y al cabo, Camus siempre puso énfasis en el hecho de que la existencia humana es mortal, y en la importancia de reconocer ese hecho; en lo absurdo de concederle un sentido a nuestra vida más allá del simple hecho de su existencia. Pero no de forma trágica, sino puramente racional.
Así que lo he dibujado con mueca relajada, casi sonriente. Y con su eterno cigarrillo en los labios, como imagino a Mersault, su personaje en “El extranjero”.