Sunday 7 September 2008

El ángel rojo

En estos días en los que, a tenor de la iniciativa del juez Garzón, se ha estado hablando mucho de los terribles asesinatos durante la Guerra civil (ejecuciones masivas, despiadadas y en la mayor parte, que quedaron impunes), mi amiga Bea me ha pedido que dedique unas líneas a un personaje desconocido para mí hasta el momento. Se trata de Melchor Rodríguez, conocido como el ángel rojo. No solo era desconocido para mi, sino para la mayor parte de los españoles, como prueba lo difícil que me ha sido encontrar alguna foto suya para poner cara a la historia que también me ha enviado mi amiga. Quería saber que rostro tenía ese hombre que predicó con el ejemplo sus creencias (“Se puede morir por tus ideas, nunca matar”), incluso llegando al punto de poner su vida en peligro. Melchor fue un anarquista y sindicalista nacido en el barrio de Triana de Sevilla, que ya antes de la guerra se involucró totalmente en la defensa de los derechos de los presos, fuera cual fuera su ideología, lo que le costó la prisión en varias ocasiones bien durante la monarquía como la República. En 1936, al estallar la guerra, fue nombrado delegado especial de prisiones de Madrid. Desde allí, y enfrentándose con muchos dirigentes comunistas, consiguió evitar las “sacas” (traslados de grupos de reclusos que eran posteriormente fusilados, en sitios trágicamente famosos como Paracuellos de Jarama) y los “paseos nocturnos” (asesinatos de presos que habían sido puestos en libertad poco tiempo antes, normalmente por las noches), prácticas habituales esos días. Al acabar la guerra civil sólo sirvió prisión durante un año y medio gracias a los numerosos testimonios de personalidades a los que había salvado durante la guerra (incluyendo a prominentes falangistas como el general Muñoz Grandes), lo que denota el grado de reconocimiento que se había ganado a pulso en tiempos aciagos. Cuando me he puesto a estudiar su rostro para dibujarlo, me he encontrado con un hombre que se me aparece tranquilo, honesto, de mirada firme y sonrisa tímida pero sincera. Un hombre que sonríe interiormente, que puede ver que el alma humana puede ser mezquina, pero también capaz de algo mejor, y que luchaba por conservar la fe en la naturaleza humana a través de sus actos.
No es el último post que dedicaré al tema de esos héroes que salvaron vidas desde la posición que ocupaban: Así como Melchor lo hizo desde el bando republicano, mi próximo post lo dedicaré a otro personaje histórico no muy conocido que salvó muchas vidas desde el lado nacional. Si las guerras civiles se caracterizan por la violencia fratricida, olvidando ideales en muchas ocasiones, también es posible encontrar gente con valores sólidos que sobrepasan sus creencias políticas.

10 comments:

Anonymous said...

me gusta pasarme por aquí porque siempre aprendo algo nuevo, gracias

me ha gustado mucho la frase " se puede morir por tus ideales pero no matar"

un saludos

Vin

Anonymous said...

Marta, me ha gustado muchísimo este post; En un pueblo tan caínista como el español, encontrarte personas como Melchor Rodríguez hace que te reconcilies con la humanidad, estos, son sin duda, los ejemplos que deberíamos “desenterrar”
Y que significativo es leerlo después de tu otro post, Guerra, donde se muestra la cara más cruel del ser humano, encontrarte entonces con la Melchor republicano y anarquista de pro, dispuesto a morir a manos de los suyos, por defender la vida y dignidad de sus enemigos…
Aprovechando que era andaluz déjame citar una frase del himno andaluz, que desgraciadamente puede ser aplicada a poca gente, pero sin duda si es aplicable a Melchor, no por ser andaluz, sino por su cualidad humana “hombres de paz que a los hombre almas de hombres les dimos”

Gracias Marta,

Gema said...

¡¡¡ Canto sin visitarte querida MARTA!!! Me he puesto al día leyendo tus anteriores post y "haciendo acopio" de tus dibujos MARAVILLOSOS. (Tengo una carpeta en mi escritorio con ellos, y los pongo de fondo en mi portatil....) Me encantan!

Yo había oido hablar de este personaje tan interesante, pero tu post, me ha posicionado un poco más en esa realidad y el dar la vida, por un principio...es algo tan loable, que merece cuanto menos un post, tan bueno e interesante como el que nos ofreces.

Un abrazo Da Vinci del s.XXI...

Anonymous said...

Hola Marta,
Qué acertada tu elección precisamente en estos momentos. Además si pensamos en Melchor en el contexto de la Guerra civil, anarquista y republicano, en Andalucía las fuerzas estaban muy divididas y por tanto las luchas fueron encarnizadas, de hecho Marta a ti que te apasiona la fotografía, la famosa fotografía de Kappa, se cree que está tomada en la batalla de Almodóvar del Río (Córdoba), y sin embargo pesé a seguro tener familiares y amigos muertos por el otro bando, él era capaz de proteger con su vida a los presos nacionales, sus enemigos.
Que lección y qué ejemplo.

Creo que tu dibujo refleja la paz de su espíritu, la tranquilidad de su conciencia y qué difícil deber ser tener tranquila tu conciencia en una guerra.

Pérfida Albión

Por cierto, corrección a la cita del himno andaluz “hombres de luz que a los hombres
almas de hombres les dimos
.

Anonymous said...

Hola Tocaya

Interesantisima la información que aportas sobre personas, que por no ser militares o políticos, no forman parte de los libros de historia, pero que han contribuído a ella con su actuación, sus convicciones y sus principios.

La guerra civil fue un auténtico dislante de unos cuantos españoles, ávidos de poder, pero con escaso don para el debate. Y lo peor, como siempre, la vidas de muchos inocentes de los dos bandos, con creencias y convicciones y simplemente víctimas del odio.

Tu dibujo refleja a un hombre con absoluto convencimiento de lo que hacía, pero a la vez, destrozado por dentro ante la violencia humana en que había convertido sus ideales.

Magnífico dibujo, como siempre. En el retrato, lo importante es saber reflejar la personalidad. Y en esta ocasión, es de precisión exquisita.

Besos y hasta la próxima

Anonymous said...

¡Hola Marta!
Miro tu retrato y veo un hombre atormentado, de mirada un tanto perdida, ¿quizás en el recuerdo?
¡Qué difícil debe ser defender unos ideales en tiempos tan complejos! ¡Qué difícil luchar por mantener intocables los valores humanos, de acercamiento al prójimo independientemente de su ideología, pese a las adversidades seguramente padecidas! ¡Qué admirable que existan personajes de tan gran calidad en la historia! Y qué poco sabemos de ellos... Gracias por arrojar algo de luz al respecto.

Judith

Anonymous said...

Leyendo este maginifico post de Marta, como todos los que escribe, me vienen a la memoria cuantos heroes anonimos son olvidados, y cuantas personajes recordados con honores no son dignos de tales memoriales, al final te das cuenta que la historia es moldeable como el barro, y lo peor es que las manos que la moldean no son dignas ni de la historia ni de los que fueron parte de ella.

Paco

Mertxe said...

No he podido visitarte antes como hubiera sido mi deseo, problemas familiares me lo ha impedido, pero ten la seguridad de que me tendrás pendiente de tu blog. Para empezar, pues pienso continuar blog abajo, tengo que decirte que me ha parecido muy emocionante esta historia del anarquista. Me ha hecho recordar una novela de Eduardo de Guzmán (1974) con el anarquismo como protagonista en la guerra civil española. En su prólogo, el autor dice lo siguiente: "El triunfo de un hombre, de una idea, de una nación o un imperio implica necesariamente que otro hombre, otra idea, otra nación u otro imperio diferentes hayan sido vencidos". Después de enterarme de la humanidad de Melchor Rodríguez reconsidero esas palabras y pienso que a él no hubo manera de vencerlo.

Buenas noches, Marta.

Marta Montoliu said...

Hola a todos y muchisimas gracias por vuestros comentarios.
Ayer me comentaba uno de vosotros que la calidad de los comentarios es altisima- y tan solo puedo coincidir con el. Desde estupendos poemas a hondas reflexiones en breves parafos - gracias a todos por hacer que mi humilde blog sea lo que es. Seguire escribiendo y dibujando...

Marta

Anonymous said...

Querida Marta:

Me he retrasado, esta vez, en venir a leer tu post, tanto que ya eran dos los que tenía pendientes. La razón es que el tema de la Guerra Civil Española me suele poner de mal humor porque parece que todo el mundo (en España) sigue perteneciendo a un bando de tal conflicto (como si siguiera latente de alguna forma) y yo, la verdad, no me siento parte de ninguno. Me entristece mucho esta tozudez que parece que hay por aferrarse a odios que espero que nunca vuelvan a resurgir con la virulencia que lo hicieron en aquel tiempo.

Pero bien, leo tu post y el tratamiento que haces del tema no me altera los biorritmos, así que debo reconocer que me he equivocado al presuponer (como tantas veces). Por lo poco que te conozco, ya debería haber sospechado que tu aproximación sería cerebral y humana, pero, en fin, imperfecto que es uno pensé que serías como la mayoría.

Tras tanta disertación, que viene a ser una disculpa, así que quede dicho que te presento mis disculpas, va el poema. Ejem (a ver si me inspiro... tomo aire...):

COLORES - POEMA MONTOLIUIANO Nº8

Rojo, verde o azul.
¡Qué bien que haya colores
que pinten todas las flores
desde el norte hasta el sur!

Amarillo, rosa o lila.
¡Toda la paleta es de Marta
y ella nunca se harta
de a sus cuadros dar vida!

Blanco, negro o granate.
Bonitos son los colores,
que conmueven nuestros amores.
¡Que nada más destapen!

En fin, menos da un piedra. Mañana me acabo de poner al día :)