Sunday 29 June 2008

Eros, Thanatos y la entrevista a Sardá

Javier Sardá acaba de publicar una novela con Planeta: Eros, Thanatos y su puta madre.
Debo admitirlo, no me cae especialmente bien Javier Sardá. No me gustaba Crónicas Marcianas y después de ver varios episodios de Dutifrí, he llegado al punto de odiar ese programa (y de rebote a su creador). Dutifrí me parece una forma de conocer mundo que explota tópicos uno detrás de otro, que a veces parece rozar la mofa de lo que es diferente o “exótico”, y en el que Sardá se erige en absoluto protagonista. Y que conste que soy una viajera compulsiva y me encantan los programas de viajes, los documentales y las series que nos permiten viajar desde el sofá (os recomiendo Long Way Around y su secuela Long Way Down, con Ewan McGregor y Charley Boorman)
Entonces, por casualidad, leo la entrevista a Javier Sardá por Victor Amela, de la contra de la Vanguardia de ayer y me dispongo a recopilar más munición para mis críticas al periodista. Pero me encuentro con algunas frases que, aparentemente simples, esconden unas verdades como templos expresadas con ironía y con una claridad elogiable:

[JS] A veces, cierto vértigo. ¿Le ha pasado que durante un instante, al despertar o en duermevela, ha dudado de si está vivo o muerto?
[VA] Un sentimiento pasajero de extrañeza.
[JS] Yo no he vivido un solo día de mi vida sin pensar o sentir la muerte.

[VA] No parece divertido.
[JS] Mi madre murió a mis nueve años y... Me asombró descubrir que la gente hacía cosas sabiendo que moriríamos. Estupefacto, decidí que yo iría haciendo como los demás, a ver si algún día me llegaba la vida...
[VA] ¿Qué rasgo de su carácter se forjó ahí?
[JS] ¡La pasión! Saber vivir momentos de presente: de todas las desgracias posibles (atropellado por un camión, entubado en un hospital...), estar aquí hablando con usted es una desgracia menor.


Es curioso descubrir que el creador y su obra puedan estar a veces tan alejados – sobretodo en medios con la televisión, donde las “obras” son normalmente meros productos comerciales. Habría que ver si la novela está más cerca de la entrevista de la contra o de Dutifrí, aunque espero que sea de la primera. No creo que acabe comprándome el libro, pero sí debo confesar que no seré tan crítica con Javier Sardá a partir de ahora. Aunque sí con sus programas.

Saturday 21 June 2008

Suiza: Arte, fútbol y mercadeo

Suiza está de actualidad. La feria Art Basel y la Eurocopa 2008 tienen lugar en suelo suizo estos días. Son muchos los temas sobre los que se me ocurre reflexionar después de leer varios artículos sobre la feria de arte y el acontecimiento deportivo, pero un tema me ha llamado poderosamente la atención y más ahora cuando Rusia está jugando (y ganando) contra Holanda.
Parece que no hay crisis en el mercado del arte. Brad Pitt compra muebles de diseño casi a granel y Roman Abramovich se está haciendo con una colección de arte para quitar el hipo. El actor americano y Angelina hace poco adquirieron unas obras de Banksy (artista que me fascina, por cierto). La novia de Abramovich quiere “montar una galería o un museo”, no se sabe aún con seguridad, y hace días se comentaba que el magnate ruso era el comprador de dos lienzos de Freud y Bacon por los que pagó un precio tan alto que de hecho estableció un récord mundial en subasta para una obra de un artista vivo (Freud).
Precisamente Roman Abramovich es el propietario del Chelsea, el equipo de fútbol inglés. Es bien sabido que la compra no obedeció a razones sentimentales sino puramente comerciales. Intentó comprar otros equipos ingleses antes de acabar comprando el equipo londinense.
Para una apasionada del arte como yo, la compra compulsiva de arte reducida al puro mercadeo me hace daño en el alma. Los amantes del fútbol (entre los que me cuento) también hace tiempo que tuvieron que aceptar que el club por el que sudan, gritan y lloran sea tratado como un ente comercial. Pero no me sorprendo, ni mucho menos. En el mundo en el que vivimos las transacciones comerciales priman sobre todo lo demás, y el arte y el fútbol son sólo dos buenos ejemplos. Algunos dirán que el interés comercial en obras de arte y equipos es también una forma de asegurar su supervivencia. Otros, una consecuencia lógica del interés que suscitan: la ley de la oferta y la demanda. Yo me quedo con las emociones que nos provocan.

Sunday 15 June 2008

Fernando Vicente. "Literatura Ilustrada"

Este viernes, paseando por una librería con una amiga, encontré por casualidad el libro de Fernando Vicente “Literatura ilustrada”.
Me llamó la atención la portada por su calidad y también porque conocía esa ilustración pero no recordaba de qué. Ojeé el libro, de formato medio, y entonces me di cuenta que conocía sus ilustraciones del diario “El País”, y de su suplemento literario, Babelia. Con el libro he descubierto también portadas de libros que él ha creado y que desconocía, y me he maravillado ante la versatilidad de este “narrador que pinta” (como lo define Fernando Iwasaki en la introducción) capaz de crear cientos de imágenes que combinan a la perfección un talento gráfico indiscutible con unas arrolladoras ganas de contar cosas.

Mi amiga, una inglesa que no había visto ninguna de las ilustraciones con anterioridad, también quedó fascinada por las pequeñas obras de arte que plagan las páginas del libro: sonrisas de niños pícaros, paisajes chagallianos con libros como mudos habitantes o héroes de novela negra entre líneas de tinta derramada. Las dos nos quedamos durante largos minutos comentado algunos de los dibujos que nos sonreían o nos miraban con ojos inquisitivos delante de trasfondos de mapas, libros y atmósferas con reminiscencias de años pasados. Ahora el libro descansa aquí a mi lado mientras escribo estas líneas y me descubre pequeñas joyas cuando lo ojeo otra vez para buscar qué ilustración voy a incluir en este pequeño escrito. Me ha sido difícil, pero al final me he decidido por una ilustración publicada en el Pais el 2005, con varios escritores plasmados con su estilo tan personal. Quienes me conocen saben que soy una pintora de rostros, así que no es sorprendente que de entre todas las obras de Fernando Vicente sean sus personajes los que más me gusten.

Thursday 5 June 2008

Mercè Sala

Si hace unos días escribía unas líneas sobre Irena Sendler, hoy quiero escribir sobre Mercè Sala, quien hace 2 semanas murió con sólo 65 años de edad. Escribir y dedicarle un dibujo como hice con Irena. Al contrario que Irena, Mercè fue una mujer muy activa públicamente. Conocida por ser la primera mujer presidenta de Renfe, su carrera sin embargo fue muchísimo más que eso. Pero aquí no quiero centrarme en sus méritos políticos, sino en su calidad como líder y mujer al mismo tiempo. Por eso he dibujado a Mercè centrándome en sus ojos, inquietos y positivos al mismo tiempo. Mercè parecía siempre mirar a un futuro que quería ayudar a construir, y eso es lo que he intentado plasmar en mi obra.

Se me educó para pensar que, aunque quedaba mucho por hacer, las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres y podían acceder a cualquier puesto que en el pasado tan sólo desempeñaban hombres. He tenido que darme cuenta a base de años de carrera profesional que aunque se ha avanzado mucho, en los órganos de dirección de las empresas las mujeres son todavía las menos. Quizás sea porque me he movido en el mundo de las tecnologías de la información, un mundo predominantemente masculino, pero la verdad es que todavía es muy difícil encontrar a mujeres ejerciendo puestos directivos, liderando equipos o simplemente al cargo de proyectos importantes. Por eso mujeres como Mercè han sido tan importantes para crear una cultura de la igualdad. Me gusta definir como cultura de la igualdad a una situación en la cual el sexo de un directivo no sea motivo de admiración, cuando hayamos asimilado que ser hombre o mujer no es un factor discriminante a la hora de elegir quién desarrollará un puesto de responsabilidad.

Yo nunca la conocí, pero sí he escuchado testimonios de gente que lo ha hecho, en primera persona. No hace mucho, durante un curso de edición y creación literaria al que asistía, tuvimos como ponente a un escritor joven que hasta hacía poco trabajaba en ocasiones de “negro literario”. Comentó que una de las pocas ventajas de ser “negro” era el tipo de gente con la que se podía relacionar para ejercer esta tarea: Ellos aportaban los conocimientos y el mensaje, y el joven escritor, el oficio literario. Pues bien, cuando en el turno de preguntas alguien le preguntó qué personajes le habían impresionado más, el escritor respondió sin dudarlo que Mercè Sala. Por su capacidad de liderazgo y de transmitir sus conocimientos. El padre de un amigo, que trabajaba para TMB (Transportes Metropolitanos de Barcelona) cuando ella los dirigía, me contó que la llamaban “la dama de hierro”, y que era admirada entre los trabajadores. Espero haber plasmado su mirada inquisitiva y optimista en mi dibujo. Siento no haberte conocido, Mercè.